Al fin echaron a la cabra del zoo y ella decidió irse a México para tenderle una trampa al Chupacabras wey. Cuando llegó a México se infiltró entre las cabras de un cabrero que según su testimonio había recibido cuatro ataques del Chupacabras wey. Al caer la noche, las cabras empezaron a ponerse nerviosas por la presencia de una sombra entre los arbustos; pero la cabra, al estar preparada se mantenía calmada esperando su salto.
Por fin, una abominación saltó de entre las sombras y se lanzó hacia la cabra. Aquella cabra sabía muy bien cómo hacerle frente. En lugar de correr como las demás cabras, ella también saltó.
Esto es lo que le hubiera gustado que ocurriese al Chupacabras wey.
No hay nada que pueda ayudar gráficamente a comprender lo que pasó aquella noche, La Cabra se lo cargó cornada arriba, cornada abajo hasta que el Chupacabras wey se rindió y tirado en el suelo, mientras que un corro de cabras lo linchaba (pegar u
hostiar multitudinariamente), el juró que a partir de ese momento solo chuparía piedras.
Epílogo
Las cabras coronaron a La Cabra y actualmente es adorada en todo Sudamérica por todo el ganado caprino. Ella regresó a su tierra natal.